La apuesta de los Suns con Kevin Durant: Éxito mayúsculo o fracaso estrepitoso en la NBA
Existen dos maneras de analizar el futuro cercano de los Phoenix Suns: siendo optimistas, con un Kevin Durant recuperado, en forma, pueden ir rumbo al ansiado campeonato que se negó desde siempre. Siendo negativos, es una inversión de riesgo mayúsculo que abre una caja de Pandora.
Sean bienvenidos entonces, en estas líneas, aquellos que con la foto del día detectan una embarcación próxima a sumergirse en profunda tempestad.
El cambio que trajo a KD a los Suns fue un all-in del gerente general James Jones. Dejó en el camino talentos confiables al extremo como Mikal Bridges y Cameron Johnson, además de Jae Crowder y picks de primera ronda de Draft. Fue un golpe de timón para sacar a los Suns de una letanía desesperante y también el movimiento necesario para inyectar adrenalina a la última chance del veterano Chris Paul de ganar un trofeo Larry O’Brien.
Todos sabemos quién es Kevin Durant y qué puede dar. Hablamos de uno de los mejores atacantes de la historia de la NBA, sumergido en los últimos tiempos en Brooklyn en problemas de marquesina, rumores y declaraciones poco amigables que no le han servido para enaltecer un legado de leyenda. Seamos claros: en sus últimas experiencias, su currículum vitae ha visto algunos tropezones innecesarios en comparación a sus éxitos precedentes.
La apuesta sonó divertida y lógica para los fanáticos alrededor del mundo. La llegada de una estrella ilusiona, y la foto de CP3, Durant, Devin Booker y DeAndre Ayton atrae e invita a experiencias de montaña rusa. Pero claro, sumar estrellas nunca ha sido garantía de nada. Y este Durant no es el campeón de los Warriors: no solo está más viejo, sino que está entre algodones. De hecho llegó lesionado, tiene 34 años, una operación de Aquiles a cuestas y ahora una insólita lesión de tobillo en una entrada en calor previo a su debut de local que lo marginó de los últimos cinco encuentros de su equipo.
Cabe aclarar que los Suns han perdido cuatro de esos últimos cinco partidos sin Durant, incluyendo el del domingo por la tarde frente al Thunder tras tener 15 puntos de ventaja en el marcador. Y la debacle de ese déficit de puntos sucedió pese a los 46 puntos de un Devin Booker prolífico que se mostró súper activo. Es decir, mucho más no puede hacer por su franquicia para ganar. Sí, lo sé: además de Durant, tampoco estuvo DeAndre Ayton en la alineación de Monty Williams.
Josh Okogie, Terrence Ross y Torey Craig acompañan en el desgaste, pero no son jugadores que puedan cambiar la sintonía de un equipo. Son equilibrio, pero no mucho más. Y ninguno de los tres se acerca a lo que le dio Bridges a Phoenix en su estadía, trabajo silencioso que hoy en una plaza como Brooklyn encuentra mucho más ruido y reconocimiento.
Lo cierto es que mucha gente cree que Phoenix ya tiene, como se dice, la vaca atada rumbo a los playoffs. Y en absoluto es así. Reúne 38 triunfos y 33 derrotas, se ubica cuarto en el Oeste, pero tiene debajo una catarata de equipos que pueden empujarlo hacia zona de play-in. Veamos: Los Angeles Clippers (5°, 38-34), Dallas Mavericks (6°, 38-36), Golden State Warriors (7°, 36-36), Oklahoma City Thunder (8°, 35-36), Minnesota Timberwolves (9°, 35-37), Los Angeles Lakers (10°, 35-37) y Utah Jazz (11°, 34-37).
Y ahora observemos el calendario próximo de los Suns. Quedan once partidos en serie regular: Lakers (afuera), Kings (afuera), 76ers (casa), Jazz (fuera), Timberwolves (casa), Nuggets (casa), Thunder (fuera), Spurs (casa), Nuggets (casa), Lakers (casa) y Clippers (fuera). ¿Va a estar linda la definición en el Oeste, no creen?
Los Suns no solo necesitan recuperar a Durant, sino que necesitan hacerlo ya. Y, por supuesto, que esté en plenas condiciones para aportar al nivel que le conocemos. Con CP3, Booker y Durant en el perímetro, Phoenix puede ir por el premio grande. Pero ya hemos visto caer al Big Three de los Nets de James Harden, Kyrie Irving y Kevin Durant por cuestiones de salud y extradeportivas, un golpe tan grande como chocarse un muro a 300 kilómetros por hora. La experiencia previa nos hace dudar y tenemos razones serias para hacerlo.
Entre cactus y temperaturas tórridas, los fanáticos en Arizona saben que esto es un juego a todo o nada. Tic, tac, tic, tac.
¿Éxito mayúsculo o fracaso estrepitoso?
Afuera todas las dudas: no hay lugar para los débiles.