BARCELONA — El Barcelona descontó una jornada y aumentó un punto en su carrera hacia el título de Liga. A falta de diez fechas para el final del campeonato el equipo azulgrana, con 13 puntos de renta sobre el Real Madrid, podría permitirse hasta perder cuatro partidos o no ganar (empatar) seis para ser igualmente campeón.
Y sin embargo, el 0-0 del lunes frente al Girona fue recibido con fastidio. "Debemos mejorar. Hemos perdido una oportunidad muy buena, pero haciendo un balance global y mirando la clasificación hay que estar satisfechos”, relató en la sala de prensa Xavi Hernández, quien repitió su "disgusto" al descubrir el "poco valor" que se le está dando a la temporada liguera del Barça.
"Ganar una Liga es… es fantástico. Y tengo la sensación, por lo que veo, que no se valora como debiera. He llegado a escuchar que es la Liga más barata de los últimos años y eso me sorprende. Y enfada”, proclamó el entrenador azulgrana.
Observando la clasificación se contempla que este Barça, 72 puntos, es el mejor líder, igualado con el de la temporada 2017-18, a estas alturas de la Liga en la última década (en la campaña 2012-13 sumaba 74 puntos). Y que si hace cinco años aventajaba al Atlético de Madrid en 8 puntos, ahora son 13 los que suma por encima del Real Madrid.
Jugadas 28 jornadas el conjunto azulgrana solo ha perdido dos partidos y puede aún, aunque se sospecha muy improbable, conseguir el actual récord de puntuación que comparte con el Madrid y superando los 100 puntos… Aunque para ello debería ganar los diez encuentros que restan hasta el final del torneo.
EXIGENCIA
Después de tres años sin levantar el trofeo debiera entenderse, en buena lógica, que la euforia alrededor del Barça fuera absoluta y que los fiascos en Europa quedaran en un segundo plano. De hecho "este club", recordó Xavi, "ha ganado cinco Champions en su historia", recordando que no ha sido, tampoco, un éxito habitual.
El título de 2005 así fue celebrado, a pesar de la decepción que se sufrió con el KO frente al Arsenal en Champions. Y pasó lo mismo en 1999, eliminado el equipo en la fase de grupos. O antes, en 1985 o en 1993. Y, sin embargo, hoy la exigencia se ha multiplicado de tal manera que no triunfar en Europa se considera ya de por sí un fracaso.
"Michael Jordan ganó seis anillos en la NBA y jugó 16 temporadas”, recordó el lunes Pep Guardiola, tratando de explicar que la victoria, el título, es una excepción. O así debiera serlo en cualquier club. ¿Menos en el Barça?
Ocurre que la idiosincracia del Camp Nou, el entorno, mantiene la máxima de que además de ganar hay que gustar. Por más fanfarria que provoque la grada de animación con sus gritos continuados, en el adn del aficionado azulgrana se mantiene, casi inalterable, ese gusto distinto.
Y la falta de brillantez se acusa en el ánimo. El equipo con mejor puntuación de la última década, uno de los más dominantes en la clasificación en la historia de la Liga, no llega a los dos goles de media por partido y asienta ese liderazgo en una sobriedad defensiva histórica (apenas nueve goles encajados). Del "prefiero ganar por 5-4 que por 1-0″ que un día proclamó Johan Cruyff no hay rastro en este Barça actual y esa losa, silenciosa, pesa alrededor del equipo de Xavi Hernández.
El Barça ganará la Liga y, para nada, contra el discurso que algunos quieren imponer, será campeón de un torneo devaluado. Lo será, se supone, con un dominio excepcional y una solvencia fuera de duda. Pero deberá, en este fin de temporada y de forma innegociable la próxima, imponer, como en el pasado, su discurso futbolístico.
Ganar y gustar. Aunque parezca mentira, ambas cosas son indisociables en el Camp Nou.